La riqueza de un país no se
mide en sus tesoros materiales, sino en la cultura de su gente, su calidez, sus
sueños y esperanzas. Así pues, cultura y arte danzan hasta fusionarse en una
sola expresión del pensar y sentir. Es por esto que hoy ofrecemos una ventana
para compartir con ustedes nuestro arte. A continuación les presento este
maravilloso poema, del autor Santiago J. Rodriguez, dedicado a mi hermosa
Venezuela:
LA SUCURSAL DE CIELO
I
Dios hizo la sucursal del cielo
en Venezuela,
Cuando en El se creía todavía,
Surgió Colon en los mares y la estela
y descubrió la Patria mía...
II
Eran los Indios salvajes de esta tierra,
los cuales Colon contempló con gran desvelo,
y un Ángel en su sueño le decía:
Colón debes respetar su bizzaría,
Yo veneraré tu gran desvelo
Porque estas pisando los tesoros
de la Sucursal del Cielo...
III
Mucho tiempo permaneció la sucursal del
cielo abandonada,
Porque aún no había sido libertada,
Era donad a grandes caciques Españoles,
Hasta que Dios mandó al genio, al Rival
de los rivales, para que diese libertad
a esta tierra bella, a esta tierra que
todavía iluminan las estrellas.
IV
Por quien hoy digo... Soy heredero de esta
Patria bella, porque Bolívar nos dio la libertad,
y nos dejó libre de todo gravamen,
y nos dejó en fondo los tesoros que heredó de ella.
Paez, Vargas y muchos más quienes estuvieron
administrando la sucursal del cielo en Venezuela,
pero la gloria les hizo olvidar el trono,
Dios los llamó a ella pero no los regresó y
entonces volvió a quedar el trono Venezolano
abandonado.
V
Cayó en manos del ilustre Americano,
Y de otros compatriotas tal vez improvisados,
Esos también se ausentaron,
No se dónde los llevó el destino,
Tampoco pudieron realizar sus proyectos
inventados,
Y volvió a quedar el Trono Venezolano
abandonado.
Este es un homenaje no solo a mi abuelo, el autor, quien en sus escritos
inspiró la lucha ferviente por nuestra amada Venezuela; sino también a
todos los Venezolanos, para que nunca olvidemos de dónde venimos y a dónde
vamos.